Autor: Leonel Iparraguirre González
11 de marzo de 2021

Xiomara Quincoses Morell, con 64 años de edad, acumula una rica trayectoria laboral dentro del sector de la educación que la hacen merecedora de múltiples reconocimientos, trofeos, certificados y otros importanes méritos.

Aunque desde muy pequeña reside en la avileña ciudad de Morón, confiesa que es oriunda de Zulueta, pero simplemente responde que “es cubana de pura cepa”.

Su actual centro escolar es la Secundaria Básica Roberto Rodríguez de esta ciudad, donde labora como profesora de Español, “aunque, para ser más exacto -alega- en estos momentos la escuela son las propias viviendas de los estudiantes, debido al aislamiento a que nos ha obligado la actual pandemia”.

Xiomara no se quedó rezagada ante la interrupción del curso escolar, ya que tiene la misión de desarrollar su trabajo a distancia, lo que la obliga a recorrer los lugares de residencia de los estudiantes, para constatar la visualización de las Teleclases.

“Muchos esperan nuestra visita con inquietudes, otros quieren que les revisen los ejercicios, pero lo cierto es que me reciben con alegría y cariño, lo que me estimula a ejercer el trabajo a distancia”.

Pero los nuevos desafíos que impone la Covid-19, no asustan a la profesora Quincoses. Relata que en el 2010, a petición del Ministerio de Educación, cumplió misión en La Habana, como profesora de un curso denominado “Aprendamos Español”, que se impartió a un grupo de estudiantes chinos que fueron seleccionados para cursar la carrera de medicina en Cuba.

“Fue muy difícil a partir de que con aquellos jóvenes no podía sostener comunicación por problemas idiomáticos, pero poco a poco logré mis propósitos, primero con un lenguaje de señas, pero enseguida comenzaron a entender las clases, con la utilización de gráficos y el uso de modernas tecnologías disponibles,” explica.

Luego, en 2016, permaneció por dos años en El Salvador, como asesora del programa de alfabetización Yo si puedo, donde no fue menos fácil la contienda.

Xiomara Quincoses Morell, ya jubilada, es una educadora reincorporada, ejemplo de profesional que sabe saltar obstáculos, empinarse ante las dificultades y defender a toda costa la obra revolucionaria.