Al tomar en consideración el acelerado proceso de envejecimiento de la población cubana y la prevalencia del síndrome demencial en los adultos mayores, se afirma que el Alzheimer y el Parkinson ocupan una posición prominente, por lo que la comunidad científica ha trabajado durante años en obtener fármacos que abran un camino esperanzador en la terapia de esas dolencias.
Tras décadas de estudios farmacéuticos, toxicológicos y de eficacia en animales y enfermedades, una molécula como la NeuroEPO demostró seguridad en su uso. Desde 2017 hasta finales de 2020 se llevaron a cabo sus primeros ensayos clínicos.

Justamente los resultados clínicos del fármaco neuroprotector NeuralCIM® (nombre comercial de la molécula NeuroEPO) fueron expuestos ante la comunidad científica internacional durante la Conferencia Internacional sobre enfermedad de Alzheimer y Parkinson, celebrada en Suecia. En la cita, la más importante de su tipo que se realiza en el mundo, se resaltaron los efectos positivos de las innovaciones cubanas.

Recordemos que Cuba fue pionera en técnicas quirúrgicas avanzadas para el tratamiento del Parkinson y eliminar los movimientos involuntarios, sobre todo mediante el uso de cirugía combinada con mapas cerebrales computarizados. El procedimiento mínimamente invasivo implica la implantación precisa de células nerviosas vivas en regiones cerebrales específicas.

Las investigaciones al respecto han continuado y desde hace algunos años científicos de Centro Internacional de Restauración Neurológica (Ciren) incursionaron además en la estimulación cerebral que, sin necesidad de abrir la cabeza del doliente, logra el mismo resultado.

Esta técnica tuvo el autorizo de la Administración de Alimentos y Medicinas de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), como terapia de elección en la depresión y el Parkinson, por la evidencia en la mejoría de la función motora y la calidad de vida de los afectados.

La ciencia cubana continúa explorando nuevas vías con vistas a perfeccionar los tratamientos. Las investigaciones en curso se centran en mejorar la precisión de la cirugía estereotáxica (es aquella que posibilita el acceso a zonas profundas del cerebro mediante una aguja de biopsia), así como también en desarrollar métodos neurorestauradores más eficaces e investigar el potencial de la terapia con células madres.

(Autora: Nailey Vecino)

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