La falta de mantenimiento y el descuido en su atención trajo consigo el «corre corre» en el alistamiento de la base de campimso de Cayo Coco, al norte del municipio avileño de Morón, para el verano.
Nombrada Las Caletas, fundada en 1993 y una de las emblemáticas de Ciego de Ávila, por su playa y la hospitalidad de su gente, el fijador más exclusivo que allí pueden brindar, en un contexto de falta de abastecimientos y otros infortunios.
Muchos de los recién llegados lo hicieron a bordo de guaguas pertenecientes a ómnibus escolares; otros por sus propios medios.
Las opiniones se dividen entre los que dicen que volverán y quienes no lo harán.
La instalación ha sido víctima de la desidia de los propios clientes, que no la cuidan, así como del abandono, la falta de mantenimiento y del azote de los fenómenos meteorológicos, el más reciente Irma, que la dejó casi totalmente destruida.
Es sabido que una y otra vez se ha levantado, más por el esfuerzo de los constructores y de las autoridades de la provincia, que por el de la propia Organización Superior de Dirección Empresarial de Campismo.
Desde las entidades nacionales han faltado soluciones dinámicas y efectivas para que Las Caletas, como muchas otras instalaciones de Cuba, corra mejor suerte y sea un producto de calidad, dada la gran aceptación que tiene.
Tampoco han tenido suficiente impacto las acciones locales para situarle la totalidad de los abastecimientos necesarios que aseguren la grata estancia en el lugar.
Marlenis Domínguez Noda, directora de la Empresa de Campismo en la provincia, confirmó que tienen graves problemas con los abastecimientos, porque la provincia no cumple con el balance anual de productos que debe entregarles a las instalaciones. La de Cayo Coco no es la excepción.
Los guerreros de la Empresa Provincial de Abastecimiento y Servicios a la Educación (Epase), como les llaman en diferentes lugares, por las tareas que asumen, y por la laboriosidad, la calidad y la rapidez en la terminación de las obras, llegaron el pasado 26 de junio, y comenzaron a derribar muros, quitar cubiertas, hacer las mezclas, construir arquitrabes y los techos, pintar las habitaciones, instalar sistemas eléctricos…
En fin, acondicionaron las primeras 35 de las 71 cabañas en menos de 15 días, aunque algunos clientes critican la calidad del acabado.
Todavía queda más de la mitad de los inmuebles sin reparar, por lo que, en Las Caletas, la pretensión de pasarla bien choca contra la realidad de la infraestructura.
(Tomado de Granma/Redacción Informativa R.M)