Román Romero López/Redacción Informativa

En el balance de los objetivos de trabajo del Centro de Ingeniería Ambiental y Biodiversidad (CIBA) de Ciego de Ávila, radicado en Morón, se ponderó la trayectoria de más de tres décadas de esa institución, de referencia nacional por sus contribuciones al desarrollo económico en sectores priorizados como la agricultura y el turismo, y el fomento de las fuentes renovables de energía.

La Doctora en Ciencias Maritza García García, presidenta de la Agencia de Medio Ambiente de Cuba (AMA), apreció el carisma y la cohesión en el colectivo del CIBA, así como la capacidad para transformarse —sin perder sus esencias— tras adoptar una nueva denominación a finales del año 2022, cuando dejó de ser el Centro de Investigaciones de Bioalimentos para asumir el actual nombre, que implica diversificar su objeto social, reto que afrontan sin dificultades.

Destacó la participación de la instalación científica y su colectivo laboral en proyectos internacionales como Resiliencia Costera, Euroclima Plus, Mi Costa y Turismo Sostenible, dirigidos al enfrentamiento al cambio climático y la reducción de vulnerabilidades ante desastres naturales.

Ese centro de investigaciones lidera proyectos vinculados a la rehabilitación de dunas costeras en el destino turístico Jardines del Rey y el manejo integrado del Gran Humedal del Norte de Ciego de Ávila, además de incursionar en estudios de peligros, vulnerabilidades y riesgos.

A ello se suman numerosos servicios, como la extracción de especies exóticas invasoras, el raleo de canales en ecosistemas frágiles, y la realización de diagnósticos y documentos para licencias ambientales; además de brindar asistencia técnica para el tratamiento, aprovechamiento de residuales y la producción de energías renovables.

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