Redacción Informativa

El Señor de la Vanguardia como también se le bautizó a Camilo Cienfuegos, tuvo una corta, pero fructífera vida, y estuvo siempre al lado de las causas justas, de ahí su imperecedero legado.

Nació el 6 de febrero de 1932 en la localidad de Lawton, La Habana, y desde muy temprano se incorporó a las luchas populares por reivindicaciones sociales, hasta lograr vincularse de manera más activa al combate contra la dictadura de Fulgencio Batista, por lo que es perseguido por los sicarios del dictador y precisado a emigrar al exilio.

Desde allí continúa su labor revolucionaria, primero en Estados Unidos y posteriormente en México, país en el que contacta al líder cubano Fidel Castro, sumándose a la expedición del yate Granma destinado a zarpar hacia la Isla para iniciar la gesta emancipadora contra el sanguinario régimen de turno.

Luego de la compleja travesía y el desembarco en Cuba, Camilo, junto a Fidel y a un grupo de combatientes, inician la cruzada redentora en el oriente del país. El 5 de diciembre de 1956, -a unos tres días de haber desembarcado- tiene la primera batalla en Alegría de Pío y a pesar de las adversidades y la disparidad de fuerzas rebeldes con respecto al enemigo, que contaba con medios y equipos de mayor potencia, estos no cejaron en el empeño de continuar peleando contra las huestes batistianas.

Estuvo presente en disímiles acciones combativas, en el poblado La Plata, en enero de 1957, luego en el Uvero, Bueycito, El Hombrito, Pino del Agua, entre otras en las cuales se destacó por su bravura y valentía. Precisamente su aguerrido comportamiento en las contiendas le hicieron acreedor de la denominación de “Señor de la Vanguardia” y de ser ascendido entonces a teniente del Ejército Rebelde.

En abril de 1958, Fidel le asigna el grado de Comandante y por sus cualidades le encomienda dirigir la Columna No. 2 Antonio Maceo para llevar la invasión hacia Occidente y abrir un nuevo frente guerrillero, previsto para las montañas de Pinar del Río.

En su paso por las provincias participa en importantes combates como el del Cristo y Narcisa, hasta su llegada el 23 de diciembre del propio año a completar el cerco sobre la ciudad de Yaguajay, enfrentando al enemigo hasta el 31 de ese mes cuando junto al Che impulsa en Santa Clara la derrota de Batista y fuga ulterior, del dictador.

Entonces el Comandante en Jefe le indicó avanzar hacia La Habana y tomar el Campamento de Columbia, cuartel del Estado Mayor del ejército batistiano, y el 2 de enero de 1959 logra la rendición de los efectivos allí apostados.

La obra revolucionaria y patriótica del también “Héroe de Yaguajay” le granjearon la confianza de Fidel, quien en su discurso del día 8 al entrar a la capital le preguntó: “¿Voy bien Camilo?”, frase inmortalizada en la historia por el significado de lealtad depositada en él.

La última intervención del “Señor de la Vanguardia” aconteció el 26 de octubre de 1959 en el Palacio Presidencial y se considera un llamamiento a la unidad, a mantener la confianza en Fidel, y en la Revolución.

En el contexto de los primeros días del triunfo se suscitaron complots contrarrevolucionarios como el encabezado por Hubert Matos en Camagüey, territorio al que acudió Camilo para sofocar la traición. Y luego de neutralizar los planes enemigos, cuando se dirigía de regreso a la capital el avión en el que se trasladaba desapareció, y a pesar de la intensiva búsqueda por aire y mar durante días no fue posible localizar restos de la aeronave ni del héroe de las miles de hazañas.

Pero como dijo entonces el máximo líder; en el pueblo hay muchos Camilos y él es la imagen del pueblo.

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