Redacción Informativa
Después de casi una semana de fatigosa marcha desbrozando los montes de la Sierra Maestra, el 6 de marzo de 1958 llegaba al lugar conocido por Puerto Arturo, la recién creada Columna Número Tres del Ejército Rebelde, fundándose así el Tercer Frente Oriental Mario Muñoz Monroy.
Esta columna, al frente de la cual fue designado el Comandante Juan Almeida Bosque, estaba integrada por 57 combatientes, entre ellos dos mujeres, los cuales habían partido el primero de marzo desde Pata de la Mesa, con el objetivo de cumplir la misión de fundar un nuevo frente de guerra al Oeste de Santiago de Cuba.
La Columna Tres tenía como principales misiones operar en las cercanías de Santiago de Cuba, tender un cerco alrededor de la entonces capital de Oriente y no permitir la salida de armas y refuerzos de la tiranía hacia lugares atacados por las fuerzas rebeldes en la Sierra Maestra.
El Tercer Frente se organiza, además, en función de crear estructuras que sustentaran en parte el financiamiento de los gastos de guerra. Para ello fue creado el Departamento de Café, Cacao y Ganado, que recaudaba impuestos a los productores de estos renglones. Con ellos se compraban armas, balas, abastecimientos, medicinas y se cubrían otros gastos de la guerrilla. Esta pagaba todo cuanto adquirían de los campesinos y los comerciantes.
En plena guerra fueron fundadas 52 escuelas. También seis hospitales de campaña, donde era atendida la población civil. Se protegió a los campesinos serranos contra la explotación de los dueños. Se abrieron caminos y funcionaron plantas rebeldes que difundieron la verdad de la guerra y llamaron al pueblo a la lucha.
El Tercer Frente Oriental Mario Muñoz Monroy abarcaba una superficie de más de 6 mil kilómetros cuadrados encontrándose en este territorio importantes localidades orientales como Jiguaní, Santa Rita, Baire, Contramaestre, Palma Soriano, El Cobre, El Cristo, Dos Palmas, Dos Caminos y Chivirico, entre otras.
En sus casi nueve meses de creado en el territorio del Tercer Frente se libraron cientos de combates victoriosos contra el enemigo en su propósito de cercar a Santiago de Cuba y sus tropas además, apoyaron batallas decisivas como la de Guisa, Palma Soriano y Maffo, que fueron personalmente dirigidas por el Comandante en Jefe, Fidel Castro.