Si fuéramos a desandar en el calendario, a pocos años de que la Terminal de Ferrocarriles de Morón pueda llamarse formalmente centenaria, comprobaríamos que no siempre ha sido hogar de golondrinas, y que, tras casi un siglo de explotación, ha tenido más altas que bajas.
Quizás por eso es que no poco se espera de un inmueble que, además de funcional, es símbolo en pie del desarrollo de un pueblo que no se acostumbra a dejarlo caer.
No pocas veces reporteros de Invasor han recorrido su historia y lamentado filtraciones en la cubierta y maderas carcomidas. Reportaba en 2018 sobre el ocaso de este “joya arquitectónica de una provincia negada a olvidarla y un baluarte histórico-patrimonial indiscutible”, los daños en la cubierta, carpintería y hasta el vitral que remata el centro de las cuatro aguas del tejado.
Los cielos parecieron abrirse en 2019, cuando el anuncio de una reparación mitigaba el reclamo popular.
El cambio de las vigas de madera y la recolocación de las tejas francesas fue lo que alcanzó a materializarse en ese entonces, sin embargo, hoy Tania González Sosa, directora adjunta en Ciego de Ávila de la División Centro Este de los Ferrocarriles de Cuba, repasa las necesidades del inmueble: reparar los aleros y la instalación hidrosanitaria, modernizar el sistema eléctrico para asumir las cargas actuales, cambiar la carpintería, solucionar la existencia de divisiones internas improvisadas a lo largo de los años…
Reparar las filtraciones en la cubierta, fue hace dos años una prioridad clara, como lo es hoy hacerlo con los aleros que impiden el acceso del público a una de las alas del edificio, por el peligro de derrumbes.
Sin embargo, no menos importa un tomacorriente improvisado o baños cerrados casi todo el año en un inmueble que, además de patrimonial, tiene un alto uso (fuera de la pandemia, de acuerdo con números dados por Invasor anteriormente, 2 000 personas recorren sus salones cada día).
Insertar la reparación dentro del plan inversionista de 2021 fue un importante logro, matizado por la exigencia económica de la pandemia, y el cálculo fue de 790 500.00 pesos. De ellos, dice Tania, recibieron 286 000.00, los que se estima sean suficientes para parte de las reparaciones de los aleros.
Inmersos en un estudio detallado de las inversiones necesarias, en el contexto de los nuevos precios que trajo la Tarea Ordenamiento, se espera que para marzo o abril una brigada de trabajadores no estatales venga de Camagüey a dar a la Terminal la atención que merece. Cuánto puedan hacer, depende de la nueva asignación de presupuesto que resulte de dicha revisión.
Quizás la explicación no complace a Morón como lo hará una vista de los primeros obreros subidos al techo, que Invasor también espera.
No pocas opiniones ha generado el tema en las redes por estos días, “inyectar dinero a la ciudad turística tiene tanta importancia estratégica como seguir ampliando capacidades de alojamiento”, valora un internauta, mientras otra alerta sobre el excesivo uso que se le ha dado, “concentrando allí todos los servicios de transporte a pesar de las innumerables alertas de la comisión Municipal y Provincial de Monumentos y el Centro de Patrimonio”.
Por el momento queda esperar a abril para juzgar el destino inmediato de la estación, pero, si algo está claro, es que su historia está lejos de terminar. (Invasor)