La rehabilitación, con vegetación nativa, de unos 2 000 metros cuadrados en playa Las Coloradas, Cayo Coco, a partir de la siembra de más de 11 000 plántulas, mediante la tecnología de tubetes, se encuentra entre los impactos más significativos del proyecto Rehabilitación de dunas costeras en Jardines del Rey: alternativa para la reducción de riesgos de desastres y la adaptación al cambio climático.

Este proyecto, que acaba de concluir, estuvo a cargo del Centro de Ingeniería Ambiental y Biodiversidad (CIBA), institución científica radicada en Morón y subordinada a la Agencia de Medio Ambiente, y comprendió las acciones dirigidas a conservar, mantener y recuperar, de forma integral, segmentos de playas arenosas.

El proyecto forma parte del Plan del Estado Cubano, Tarea Vida, enfocado en enfrentar el cambio climático y reducir vulnerabilidades en áreas costeras.

Para la restauración del ecosistema, especialistas y trabajadores del CIBA plantaron especies autóctonas como Canavalia rosea (mate de costa), Sporobolus virginicus (pasto niño) y verdolaga de costa, con una supervivencia del 99 % al 100 % en las áreas intervenidas.

A la vez, se eliminaron, en unos 21 550 metros cuadrados, especies de plantas invasoras como la casuarina y el marabú, lo que permitió recuperar gran parte de la biodiversidad.

A ello se suman la caracterización de la biodiversidad, el manejo de 132 metros cúbicos de biomasa de plantas exóticas e invasoras, el desarrollo de una base metodológica para determinar riesgos en sistemas dunares, y la capacitación a gestores de seis hoteles.

Este proyecto no solo fortalece la resiliencia ambiental ante el cambio climático, sino que también asegura la viabilidad económica de un destino turístico clave para Cuba, en el que predomina la combinación de la ciencia, la conservación del medio ambiente y el desarrollo sostenible.

Asimismo, ayudan a resguardar otros ecosistemas como los humedales, al evitar que estos queden expuestos y vulnerables a la penetración de agua salada, lo cual facilita la recarga de acuíferos subterráneos, al permitir la infiltración de agua de lluvia, evitando de esa forma la intrusión salina.

/Autor: Ortelio González Martínez/

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