A poco menos de un mes del levantamiento del 10 de octubre del 68 protagonizado por el Padre de la Patria, un valeroso grupo de patriotas del territorio avileño se suman a la insurrección armada por la independencia de Cuba, entre ellos, los hermanos Gómez Cardoso, en Morón los también hermanos Hernández Moreno, y el sobrino de ambos, Simón Reyes Hernández, de apenas 10 años de edad.

Con el pronunciamiento libertario conocido como Grito de Piedras, sitio ubicado en el actual municipio de Ciro Redondo, se pone en pie de lucha el territorio central de Cuba (Las Villas), ya que los Partidos pedáneos de Ciego de Ávila y Morón formaban parte de la jurisdicción territorial de Sancti Spíritus.

Los avileños se incorporan, un poco más tarde, a las fuerzas del Ejército Libertador que comanda el coronel camagüeyano Chicho Valdés Urra, primer oficial mambí que opera en el territorio, y tienen su bautizo de fuego en los días iniciales de diciembre, en El Trapiche, en las cercanías del poblado de Morón. Allí son sorprendidos por tropas españolas y sufren una derrota que los obliga a marchar hacia el Oriente, en busca de armas y pertrechos.

En el trascurso de la Guerra de los Diez Años, la llanura avileña se convierte en polígono de experimentación del ejército colonialista español, al construir aquí la Trocha de Júcaro a Morón, baluarte castrense que dividió a la Isla en dos, con el propósito de impedir que el conflicto armado se extendiera al Occidente, donde se encuentran las mayores riquezas del régimen y su sostén financiero.

Paradójicamente, el enfrentamiento bélico brinda importancia estratégica al incipiente y casi despoblado Partido pedáneo de Ciego de Ávila, al establecerse en él la Comandancia General de la Trocha, el Cuerpo de Ingenieros y otras dependencia afines; construirse de costa a costa un ferrocarril para el apoyo logístico de la fortaleza, por donde transitarían vistosas locomotoras —todo un acontecimiento para la época, si tenemos en cuenta que la zona era eminentemente agropecuaria con un basamento muy atrasado.

También se experimentaron otros avances tecnológicos, como el telégrafo, medios rodantes ferroviarios, la edificación de un hospital para la atención a las tropas españolas, armamentos y cañones, lanchas guardacostas y un puerto en Júcaro, ya habilitado desde tiempo atrás con fines económicos, pero que en las nuevas circunstancias adquiere importancia estratégica militar de primer orden.

Durante los años que duró la primera guerra por la independencia, cayeron aquí notables patriotas: los generales Ángel del Castillo Agramonte, Honorato del Castillo y, en Júcaro, fue fusilado el también general Eduardo Mármol, mientras el comandante avileño Marcial de Jesús Gómez Cardoso, quien prefirió morir peleando antes que entregarse al enemigo, se convierte en símbolo local.

(Tomado de Invasor)

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