Del burén de los campesinos en el oriente de Cuba a la mesa de importantes hoteles de la Cayería norte, el casabe ha transitado airoso por la gastronomía local y también del Caribe. Ya sea en su preparación tradicional o en presentaciones más modernas, ahora aparece como un elemento clave de la cultura agroalimentaria y culinaria.
La yuca era procesada sabiamente por los aborígenes hasta obtener un alimento sano y de alto valor nutritivo; de esa forma trascendió hasta nuestros días su preparación original, que fue reconocida recientemente por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Desde el punto de vista patrimonial, el casabe forma parte de un legado aborigen conservado en buena medida por los campesinos del oriente cubano.
se trata de un producto muy nutritivo y funcional, el cual ha trascendido todos estos siglos hasta llegar a convertirse en un símbolo de alimento sano.
Este platillo sobresale por su aporte de pocas calorías, algo que lo distingue del resto de los panes, porque puede decirse que es el “pan de Cuba”.
El casabe pudiera ampliar el espectro de opciones alimentarias de los cubanos y por ello es importante seguir trabajando para aumentar su consumo como una opción saludable y de fácil acceso.
Igualmente, es notable su aporte desde el punto de vista ambiental pues se trata de una preparación que emplea una materia prima de producción local y con tradiciones campesinas.
Los chefs de la cayería norte del archipiélago también se alzan como defensores del casabe y la ponderan como una elaboración que pueden emplear lo mismo en platillos salados que dulces.
(Tomado de PL)