Imagino que a Guillermo Eduardo Ibarra Donet le basta cruzar el lobby del hotel Iberostar Origin Daiquirí para que algunos trabajadores lo saluden con la familiaridad de quien ha acompañado al sector turístico por más de tres décadas. Apuesto que lo observan con respeto, como se mira a un maestro de oficio. Quizás porque hace más de 15 años está en la labor, o porque antes de que se hablara de estándares, ya defendía la eficiencia y la calidad como pilares del turismo avileño.

Tal vez porque, sin vanidades, lo mueve defender los derechos de los trabajadores y el compromiso con un turismo que aporte al país. Este técnico en Derecho Laboral es el secretario del buró sindical de dicha instalación.

Su historia personal es un recorrido por la propia evolución del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Hotelería y el Turismo (SNTHT). Un gremio que nació un 28 de octubre de 1995, al cierre de una jornada que honra a Ernesto Guevara, paladín de la calidad y a Camilo Cienfuegos, figura emblemática en la esfera de los servicios.

Hoy, como ha dicho su secretario general, Julio Enrique Morales Verea, esta organización enfrenta el reto de transformar su funcionamiento orgánico, enseñar la utilidad de estar sindicalizados y elegir a los más aptos para los cargos, porque la organización debe cambiar en función de los trabajadores que la necesitan.

Por eso, cuando se le pregunta por la Distinción Elpidio Sosa, que le fue otorgada en el acto por el 30 aniversario de la creación del Sindicato de Hotelería y Turismo, a sus 20 años de labor ininterrumpida, Guillermo no oculta la emoción.

“Significa algo muy importante. He dedicado gran parte de mi vida a la labor sindical, a los derechos de los trabajadores, al bienestar, a la calidad, y a hacer que el turismo sea mejor cada día”, afirma.

Su relación con el gremio comenzó temprano. En 1993, aún estudiante de Derecho, se vinculó al naciente Buró de Turismo en Cayo Coco. Poco después asistió al IV Congreso del Sindicato de Comercio y Gastronomía en 1994 y, en el 95 participó en el Primer Congreso Constituyente de la Hotelería, donde quedó elegido como cuadro profesional.

Ese tránsito cimentó algo más profundo: la convicción de que el conocimiento jurídico es imprescindible en un sector donde interactúan trabajadores cubanos y directivos extranjeros. La presencia de un técnico en Derecho Laboral al frente de un buró sindical no es casualidad, es una necesidad.

“El sindicato no es más que legalidad; todo se concreta ahí, en las herramientas del derecho. Hay conceptos que a veces los trabajadores no interiorizan, pero el sindicato es igual a deberes y derechos, guiados por nuestro código laboral”, explica.

Su formación lo ha hecho hábil en la negociación, la solución de conflictos y la defensa de la justicia laboral, un escudo para prevenir abusos y fortalecer la credibilidad del sindicato en un sector estratégico para la economía.

Habla sin rodeos cuando toca el tema de los desafíos actuales. “Desafíos hay muchos. De los más fuertes es el constante asedio de los medios alternativos que manipulan situaciones de los cubanos, aumentan las mentiras e intentan desacreditar nuestro sistema de turismo”, reconoce.

¿Cómo contrarrestar ese clima adverso? Para él, la respuesta está en la práctica diaria: logrando más eficiencia, elevando la profesionalidad en cada servicio, y trabajando unidos (desde la dirección extranjera, consejo de dirección, sindicato y trabajadores) para satisfacer al cliente y generar ingresos que aporten al país.

La ecuación parece simple, pero no lo es. Requiere disciplina, innovación y una gestión sindical que motive, escuche y acompañe en medio de las tensiones económicas actuales.

Más allá de los planes y los indicadores, el turismo exige sacrificios personales. Los trabajadores de la cayería norte lidian con madrugadas eternas, transporte complejo, horarios prolongados, afectaciones energéticas en los hogares y salarios que no siempre responden al esfuerzo.

“Siempre sacamos un poquito más para cumplir con nuestros roles. Seguimos trabajando gracias al apoyo fundamental de la familia y la red que la sostiene. La familia del trabajador del turismo es muy sacrificada y comprensiva”, admite con honestidad.

El hotel Iberostar Origin Daiquirí, erigido frente a la segunda barrera coralina más importante del Caribe, celebrará próximamente 27 años de fundado

Ese respaldo doméstico, silencioso, es para él una de las claves que sostienen al sector.

Guillermo pidió un espacio para mencionar a un colega: “Quisiera recordar la figura de Juan Carlos Gutiérrez, ya fallecido, eje fundamental del sindicato e inspiración de todos los que lo conocimos”.

Lo dice con la serenidad de quien sabe que las instituciones se sostienen también en la memoria afectiva, en los ejemplos que trascienden los cargos y en la voluntad de dejar un legado. Ibarra Donet encarna hoy ese espíritu.

Un sindicalista a pie de obra, que envejece dentro del turismo, pero no así sus ideas. Que entiende el valor de la ley, la fuerza de la unidad y el deber de sortear con profesionalidad las distorsiones mediáticas. Y que, desde un hotel del norte avileño, sigue apostando por la calidad y la eficiencia como la mejor carta de presentación del turismo en la provincia avileña.

/Autor: Alain Martínez Pol/

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