¡Qué levanten la mano los que somos cabeza, tronco, extremidades y teléfono móvil! Pues les (nos) traigo buenas y malas noticias sobre los riesgos de tener bien cerquita, hasta para dormir, a nuestro compañero inseparable.
Muchas personas, especialmente jóvenes, tienen la costumbre de dejar el smartphone bajo la almohada o a pocos centímetros de la cabeza. Este hábito, aparentemente inofensivo, entraña riesgos significativos para la salud, la seguridad y el bienestar general.
Uno de los mayores temores asociados con dormir con el móvil cerca es la exposición a la radiación electromagnética de radiofrecuencia (RF). Los teléfonos emiten ondas de baja frecuencia mientras están encendidos, especialmente si están conectados a datos móviles o Wi-Fi.
Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica estas emisiones como “posiblemente cancerígenas” (categoría 2B), los estudios actuales no han establecido un vínculo concluyente entre la radiación de los móviles y enfermedades graves como el cáncer. Sin embargo, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) recomienda precaución, sugiriendo mantener los dispositivos alejados del cuerpo durante la noche para minimizar cualquier riesgo potencial, especialmente en niños, cuyos tejidos en desarrollo podrían ser más vulnerables.
Algunas fuentes, sugieren que esta práctica implica un peligro físico inmediato: el sobrecalentamiento. Los móviles, especialmente cuando están cargando, pueden generar calor excesivo si no tienen ventilación adecuada. Las almohadas suelen retener el calor, lo cual aumenta el riesgo de que el dispositivo se dañe o, en casos muy extremos, provoque un incendio. En 2023, se reportaron incidentes aislados en los que teléfonos recalentados causaron quemaduras menores o daños materiales, según la Comisión de Seguridad de Productos del Consumidor de EE.UU. (CPSC).
La buena noticia es que que estos riesgos, digamos, físicos, no llegan a concretarse frecuentemente y en el caso de las radiaciones, es mínimo su efecto, incluso algunos científicos ni siquiera lo toman en cuenta como posibilidad.
Sin embargo, otros peligros invisibles merecen alerta: dormir con el móvil debajo de la almohada afecta la calidad del sueño y la salud mental. La luz azul emitida por las pantallas inhibe la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño, según un estudio de la Universidad de Harvard. Incluso si el teléfono está en modo silencioso, las notificaciones, vibraciones o la tentación de revisar mensajes pueden interrumpir el descanso.
Este hábito está vinculado al insomnio, la fatiga crónica y un aumento de la ansiedad, especialmente entre adolescentes que mantienen el móvil como una extensión de su vida social. La psicóloga clínica Dra. Ana Torres, con varias investigaciones sobre trastornos del sueño, explica: “La proximidad del móvil crea una dependencia emocional que dificulta desconectar, afectando no solo el sueño, sino también el bienestar psicológico a largo plazo”.
Los expertos coinciden en que pequeñas cambios en los hábitos pueden marcar una gran diferencia: mantén el móvil lejos de la cama, en una mesa de noche o en otra habitación. Si lo usas como despertador, considera un reloj tradicional. Desactiva la Wi-Fi y losdatos móviles, de hecho, lo más recomendable es ponernos en modo avión y dedicar los últimos treinta minutos antes de dormir a actividades relajantes, como leer un libro o meditar.
Nada, que por más que nos cueste, es innegable que aprender a desconectar, literal y metafóricamente, es un desafío y una necesidad en estos tiempos. Esta noche, dejemos el móvil a un lado y démosles a nuestro cuerpo y nuestra mente el descanso que merecen.
/Fuente: CubaSí/