Historia, cultura, tradición; y, desde luego, economía. Tal vez en esas palabras pudiera resumirse la trascendencia que tiene para la Mayor de las Antillas el universo de la agroindustria azucarera. Fue ese tema -medular para Cuba-, el centro de la sesión del Consejo Nacional de Innovación (CNI), que sesionó en el Salón de los Plenos del Palacio de la Revolución, y que estuvo encabezado por el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

El punto de partida para los análisis fue un proyecto estratégico, presentado por el Grupo Azucarero Azcuba y titulado “Introducción de nuevas tecnologías para el incremento de la producción azucarera y sus derivados”. La motivación era juntar ideas, en una jornada que también contó con la presencia del miembro del Buró Político y Vicepresidente de la República, Salvador Valdés Mesa, así como con los viceprimeros ministros de la República, Inés María Chapman Waugh, y Eduardo Martínez Díaz.

De lo que se trata, según la propuesta presentada, es de incrementar los ingresos por exportaciones, lo cual haga posible el crecimiento del sector con el consiguiente aporte a la economía del país, y que el empeño tenga como base la implementación de innovaciones tecnológicas, financieras y organizacionales.

El plan presentado por Mariela Gallardo Capote incluye componentes como proyectos de Ciencia, Tecnología e Innovación, programas de Inversión Extranjera y de Inversiones en Innovación, así como proyectos de Cooperación Internacional. Es importante -apuntó la experta- redimensionar la industria azucarera que está presente en 50 municipios del país.

Al definir las metas que están propuestas, la vicepresidenta de Azcuba expresó que son muy altas pero alcanzables, teniendo en cuenta las potencialidades que distinguen a la actividad cañero-azucarera y a sus trabajadores.

Entre esas fortalezas, Capote Gallardo hizo referencia a la economía circular, definida por la experta como la base del sistema de desarrollo del sector. En tal sentido, reflexionó que de la caña se puede obtener energía eléctrica, es posible crear azúcar y sus derivados, lo cual permitiría que, una vez cumplidas las metas específicas del proyecto, la industria azucarera recupere su papel de aportador de divisas a la economía nacional.

(Autor: Alina Perera Robbio)

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