Yarielki Aragón Borroto trabaja en Cubatabaco y vive en el poblado de Florencia, a la salida de la carretera hacia Jarahueca, rumbo a la provincia de Sancti Spíritus. Desde hace unos días, la sonrisa le dibuja el rostro por la llegada del agua.

Sin dejar de recordar el pasado nos comenta: «La pipa llegaba a regañadientes, o se escabullía por otros lugares, y había que llamar al Gobierno, porque no teníamos agua.

«¡Ciclos de más de 20 días, y hasta de 30! Una debía planificar el fregado, el lavado de la ropa, y, en ocasiones, debías hacerlo en casa de un familiar o un vecino. Yo le digo a usted que la falta de agua puede causar hasta el divorcio», comenta a Granma.

Eran días marcados por la sequía, porque cuando se hable de ella en Ciego de Ávila, irremediablemente habrá que mencionar al municipio avileño de Florencia, también denominado el de los bellos paisajes, no tan bellos ahora, cuando la mirada se estrella contra las lomas de color ocre.

Allá, encima de una de ellas, tres tanques, como elefantes dormidos, son parte del paisaje desde hace unos meses. Trabajo costó elevarlos hasta la cota de 159 metros sobre el nivel del mar; trabajo también ha costado llevarle el agua a cada uno de los habitantes de ese municipio del Plan Turquino-Bamburanao.

En algunas zonas el agua baja a la velocidad del rayo, y llega a cada rincón de las casas. Solo faltan por abastecer del líquido lugares muy puntuales, afirman los expertos, ocupados en la terminación del acueducto que beneficia a más de 6 000 habitantes del poblado, y cuya inversión total supera los cien millones de pesos.

En el lapso de una década, Florencia se ha visto involucrada en tres sequías extremas: la de 2004, la de 2017 y la de este año, por llamarla de alguna manera; pues si se le viera en retrospectiva, la actual sequía apareció inmediatamente después de la tormenta subtropical Alberto, que trajo el «diluvio universal» y, en unas horas, el agua sobrepasó el nivel del río Jatibonico del Norte.

LOS MUCHOS POQUITOS DEL AGUA

La ejecución del acueducto de Florencia comenzó en el año 2017. Se planificó en cuatro fases, cuenta Ricardo Cardoso Sospedra, especialista b en Investigación de Proyectos de Ingeniería de la Empresa de Mantenimiento y Rehabilitación de Obras Hidráulicas Cuito Cuanavale.

Primeramente, se creó una red de puntos de fácil acceso, compuesta por tanques de 2 100 litros. Ante una urgencia, la población podía ir hasta ellos y abastecerse. La obra prosiguió con la instalación de las redes hidráulicas hacia todos los clientes.

La tercera etapa consistió en la localización de fuentes de abasto y, seguidamente, la perforación de los pozos conocidos como Florencia 3 y Florencia 4, unidos a dos estaciones de bombeo anteriores. Asimismo, se determinó darle valor de uso, en favor de la población, a la presa Liberación de Florencia, argumenta el especialista.

Prevista también estaba la ubicación de una balsa flotante, con su tubería de 160 milímetros y dos bombas sumergibles, que aumentarían el envío a 25 litros por segundo hasta las unidades potabilizadoras de agua, desde las cuales se suministraría a la población mediante la fuerza de gravedad.

Lo que ha costado tanto dinero (casi cien millones de pesos) y tiempo en poner a punto, Dayli Gómez Martín, especialista principal del Grupo de proyectos a cargo de la obra lo resume en pocas palabras: «El proceso comienza en el embalse Liberación de Florencia, donde está la obra de captación sobre una balsa en el lugar más profundo de la presa; después, el agua se dirige por la conductora que va conectando los cuatro pozos en ruta, hasta el tanque apoyado en la cota 159 sobre el nivel del mar, desde el cual el líquido baja por gravedad hacia el poblado. En total, son más de cien kilómetros de acometidas, redes, conductoras de abasto de agua y nuevas conexiones, para beneficio de los más de 6 000 habitantes del poblado».

Todo este entramado tiene un sistema de válvulas para la operación. El ciclo antes era hasta de 30 días, y ahora anda por siete, con aspiraciones de reducirlo, de acuerdo con las reservas de agua existentes en el complejo hidráulico.

La mayoría de los habitantes bebe el agua de la presa mezclada con la extraída de los pozos. Danicel Cañizares Carbonell, viceintendente, explica que, para la operación, el poblado está dividido en dos grandes sectores que, a su vez, están seccionados en cuatro sectores más y un subsector.

En un principio, el agua no llegaba al sector tres y cuatro, pero ya lo hace, luego de la colocación de ventosas que contribuyen a una operación exitosa.

«En la parte sur –afirma– tenemos ciclo de dos a tres días, en dependencia del suministro de corriente. De día el bombeo es más estable, por el empleo de paneles solares para extraer el agua.

La presa, principal fuente de abasto, está a un 58 %. Con el volumen que tiene da para tres años con un uso racional y controlado. En junio estuvo al 21 % de llenado, en octubre llegó a un 72 %.

Por esta fecha, las opiniones no son contrapuestas, como hace un tiempo, cuando el acueducto estaba en la fase de pruebas y Marlen y Ada, vecinas del consejo popular de Florencia, hablaban de por qué a unos sí les llegaba el agua y a otros no.

Y es que poner a punto un acueducto, operarlo correctamente, lleva su tiempo y tiene su magia, que va desde si llega o no el líquido a las zonas altas, o si las ventosas están puestas para que la columna pueda llegar a la cota 159 y llene los tanques apoyados encima de la loma.

Es la respuesta al llamado realizado, en abril de 2024, por la viceprimera ministra de la República, Inés María Chapman Waugh, y por el presidente del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, Antonio Rodríguez Rodríguez, quienes hicieron hincapié en la necesidad de acabar cuanto antes el acueducto, por la sequía hidrológica imperante, y para brindarles mayor calidad de vida a los habitantes de ese intramontano poblado.

Yordanis Pérez Delgado, director de la ueb Proyectos Hidráulicos, explica: «La explotación de un acueducto no es tarea fácil. Ahora trabajamos en el manual de explotación para emplear las diferentes variantes que satisfagan las necesidades de la población. Lo cierto es que los habitantes de Florencia van a tener más agua que la que han tenido hasta ahora».

POR LAS VENAS ABIERTAS DEL SUBSUELO

La computadora de Oscar Monteagudo Brito, director técnico de la Empresa de Aprovechamiento Hidráulico Ciego de Ávila, le da cuenta de las reservas existentes en cada uno de los 15 sectores hidrogeológicos (12 al norte y tres al sur) en que está dividida la provincia.

«Los sectores cinco y ocho de la parte norte, y el dos de la parte sur, se encuentran en estado muy desfavorable. El primero a un 13 % de llenado, y el segundo al 21 %, con la agravante de que, en el caso del cinco, es el tributario de más de 95 400 habitantes en la zona norte de Ciego de Ávila; díganse los poblados de Ceballos, Ciro Redondo, y una parte de la ciudad de Morón. El dos de la parte sur apenas almacena el 14 % de su capacidad total, asevera con preocupación.

Agrega el especialista que los sectores cuatro, seis, siete, nueve, diez, 11 y 12 se encuentran en estado desfavorable. En resumen, de los 15 sectores, solo cuatro se encuentran en fase favorable, una alerta para no derrochar el agua.

La desdicha de la sequía en Ciego de Ávila se debe al déficit de precipitaciones durante el periodo lluvioso, de mayo a octubre, agravada por el hecho de que, de mayo a junio, las precipitaciones resultaron inferiores a los registros históricos. Julio, otro mes del periodo lluvioso, también registró déficit de precipitaciones.

El evento de sequía no comenzó este año. Desde enero de 2021 hasta marzo de 2025 las precipitaciones muestran fluctuaciones significativas por meses, con algunos acumulados por encima de la media histórica y varios meses consecutivos lloviendo muy por debajo de la media.

En 35 de los 51 meses que abarca la etapa, las precipitaciones se han comportado por debajo o cercanas a los registros históricos, aunque de manera aislada hubo meses muy húmedos, no bastaron para recargar los acuíferos.

La sequía no es solo un evento puntual de falta de lluvia, sino un fenómeno que se agrava con el tiempo, debido a múltiples factores interconectados que se acumulan.

Tantas veces uno ha visto subir y bajar el nivel en los pozos, tantas veces ha escrito que el agua es un recurso agotable, tantas veces… y aún existen quienes no asimilan que la sequía hidrológica que padece la provincia se torna muy nociva para la vida social, con la máxima de que los mismos que hoy claman por la presencia del agua, son los mismos que la derrochan.

La crisis del agua en Ciego de Ávila es un ejemplo de cómo la convergencia de factores naturales, infraestructurales y humanos puede llevar casi al colapso a un servicio vital. Mientras las autoridades buscan soluciones técnicas, urge también una campaña educativa para frenar el derroche y las indisciplinas sociales. El agua no entiende de orden cuando el hombre desordena su paso.

(Autor: Ortelio González Martínez)

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