Cuando la temporada alzó su telón y el polvo del diamante comenzó a levantarse sobre los terrenos de Cuba, pocos auguraban que los Tigres de Ciego de Ávila rugirían con tanta fuerza. Las bajas iniciales, la falta de cartel entre los favoritos y las dudas de la prensa pintaban un panorama sombrío, pero como en toda epopeya verdadera, los héroes surgen cuando nadie los espera.
Y así lo hicieron los avileños, quienes no solo silenciaron a los escépticos, sino que se convirtieron en el primer elenco en asegurar su puesto en la postemporada de la III Liga Élite del Béisbol Cubano.
Bajo el mando del tenaz Danny Miranda, los Tigres se reinventaron. Miranda, de 46 años, no es ajeno a las batallas. Fue primera base de Ciego de Ávila en la Serie Nacional y un gladiador con la camiseta de Cuba en torneos internacionales, incluyendo los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, donde conquistó la gloria dorada.
En la campaña 2005-2006, lideró a su provincia con 18 jonrones, 73 impulsadas y un promedio de .310, forjando así una carrera que ahora se extiende con igual pasión desde el banquillo.
El secreto está en entrenar mucho y no pensar jamás que uno se la sabe todas, expresó Miranda a la Agencia Cubana de Noticias. Y su filosofía se siente en cada jugada, en cada lanzamiento, en cada barrida al plato.
No estamos muy parejos con los otros equipos, por eso cada actuación tiene que dejar huellas, aseveró.
Los Tigres ya rugieron. Ahora, la historia los escucha.
(Fuente: ACN)