“Hasta cuándo los precios abusivos?, qué espera el gobierno para poner tope a esta situación?, de qué valen tantas inspecciones si al final esa Mipyme o “carretillero” va a seguir haciendo lo que quiera?, puede un jubilado o pensionado darse el lujo de comprar ese aceite, pollo o leche en polvo valorados en más de mil o cerca de dos mil pesos?…”

Tales cuestionamientos, no los únicos alrededor del tema, a diario se escuchan en cualquier espacio público o privado como expresión de un mal generalizado y devenido una de las mayores insatisfacciones de la población, no obstante las múltiples acciones que se ejecutan bajo el amparo de normas como el Decreto 30/2021, del Consejo de Ministros, y de resoluciones del Ministerio de Finanzas y Precios (MFP).

Sus objetivos son enfrentar las conductas de indisciplina y evitar que se generen precios abusivos y especulativos; pero se está muy distante aún de lograrlo dada las constantes violaciones de la política establecida.

Bajo el título de Tope de precios: solución o ilusión? el espacio televisivo Cuadrando la caja trató el domingo 30 de marzo el controversial asunto, y como era de esperar han sido muchas y diversas las opiniones en las redes sociales y plataformas digitales que divulgaron o aludieron al dominical programa del Canal Caribe, en el que se evidenció la complejidad de este problema en la economía y sociedad cubanas.

La polémica respecto a la efectividad de las medidas adoptadas también la hemos visto en la Red de Economistas, una plataforma concebida por la ANEC.

Como explicó en la introducción del espacio televisivo el Máster Silvio David Gutiérrez Pérez, director del Centro de Estudios Contables y Financieros del MFP, el precio es una categoría económica profunda, muy dinámica y compleja que expresa los problemas de la realidad de un país, sus relaciones de producción.

Tal cual subrayó otro de los panelistas, Carlos Enrique González García, profesor e investigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana, acá los precios se han multiplicado varias veces en los últimos cuatro años y, por consiguiente, ello origina inflación y tal incremento desmedido afecta la capacidad de compra de la población.

La irritación es mayor cuando más allá de lo que pudiera reflejar la ficha de costo de ese producto o servicio, o de las ilógicas justificaciones de quienes hacen comercio, se pretende ofrecerlos a un precio no solo especulativo y abusivo sino absurdo, desproporcionado e irracional.

Ante alguna violación se reclama que funcionen los canales de denuncia para que las personas puedan tramitar cualquier asunto, o quejarse de esas ventas que se promueven en sitios digitales, o que se realizan a domicilio, para evadir la inspección e ignorar la regulación temporal de precios minoristas máximos para productos de alta demanda.

El reciente ejercicio nacional de prevención y enfrentamiento al delito, la corrupción, las indisciplinas sociales y las ilegalidades demostró una vez más que hay que ser sistemáticos y exigentes en esta batalla, tal como lo evidenciaron las cuantiosas multas, decomisos y ventas forzosas aplicadas por violaciones de precios y otras irregularidades.

Pero mientras los niveles de producción no logren satisfacer ampliamente las necesidades de la población y, por ende, la oferta supere la demanda, y no se cumplan otras exigencias del mercado, entonces con regulaciones y controles habrá que seguir batallando contra los precios abusivos, especulativos y hasta absurdos.

(Tomado de Cubahora)

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