Una visita al museo del azúcar, situado en el otrora central Patria o Muerte, a escasos kilómetros de la ciudad avileña de Morón, nos permite revivir aquellos años en que el pequeño ingenio endulzaba todo su entorno, cargado de melaza con ese olor penetrante que alegraba el alma de los residentes en el pequeño poblado.
Gracias a un proyecto de conservación bien concebido es posible disfrutar de todo el proceso agroindustrial azucarero, con un eje temático dedicado a la industria y un recorrido que comprende el surgimiento, desarrollo y etapa actual del cultivo de la gramínea en el país.
En la instalación se muestran algunos elementos como un trapiche de madera, un tren rústico de cocinado del guarapo y construcciones hechas de madera que semejan el barracón, lo que ilustra esa huella indeleble del quehacer azucarero.
Las áreas expositivas contienen textos con explicaciones convincentes, también hay una grúa trasbordadora, carretas, un camión con sus barandas para el tiro de la caña e imágenes del primer modelo de una maquina cortadora llegada a Cuba, entre otros elementos significativos.
También hay imágenes alusivas el líder sindical ferroviario Enrique Varona González, asesinado en Morón durante la dictadura del Asno con garras Gerardo Machado.
La visita a la instalación prevé además un paseo en locomotora hasta el centro turístico Rancho Palma, de la sucursal extrahotelera Palmares, recorrido que permite interactuar con la campiña y observar el verdor de las diferentes áreas rodeadas de cañaverales.
Sin duda, el museo del azúcar ofrece una visión general y muy acertada del proceso del cultivo de la caña, sobre el corte, traslado y fabricación del crudo. Huellas que el tiempo no podrá borrar, porque hoy son patrimonio.
(Redacción Invasor/Carlos G. González Ruiz)